domingo, 19 de octubre de 2008

Se me olvidaba...

...que no todo puede ser felicidad, que hay que compensarla con malos tragos para llegar a la estabilidad emocional que se espera de la humanidad. Para todos aquellos que lo conocisteis, recordaréis a Thor, que últimamente ya era un abuelito cascarrabias. Pues estuvo estoicamente malito durante mucho tiempo y al final se marchó.
Tenía la esperanza de que fuera inmortal, pero al final la vida me ha querido enseñar que igual que no podemos interferir en la creación de vida una vez ha comenzado, tampoco podemos engañar a la muerte si ha decidido llevarnos.
Probablemente el mejor colega que he tenido nunca.

The final countdown!!!

A estas alturas ya me he acostumbrado a llevar el anillo de "señora", aunque cada dia me aprieta un poquito más (si hubiera tenido estas manos de nacimiento, no hubiera podido dedicarme a la música). He visto y revisto fotos y videos del gran día y me sigo emocionando con algunos momentos. Fue bonito, fue la boda que nosotros quisimos y salió como quisimos; y me gustaría poder agradecer una por una a todas las personas que estuvieron allí habernos dedicado una parte de su tiempo, pero sobretodo a los que vinieron de lejos o no tan lejos (Canarias, Barcelona, Benicarló...). También hubo gente que no estuvo físicamente, pero para mi estaban allí. En definitiva, que fue un día grande y agotador, ¡y una ya no está para estos trotes!.
También supuso un gran cambio para nosotros; ese día marcó el final de una etapa y el comienzo de otra nueva y no menos excitante. Dejamos de pensar en los preparativos de la boda para pasar a Alma en exclusiva. Y Alma implica compras, reforma 26 horas al día, nervios, miedo, cansancio y sobretodo mucha felicidad. Ya está tan cerca el día... En un mes todo esto que ahora siento habrá terminado -o estará a punto de terminar - y estaré sintiendo cosas completamente nuevas y diferentes. Y lo veo todo desde fuera, como una película y no como mi propia película. No podré ser consciente de esta nueva vida que se acerca hasta que no esté sumergida en ella. Es como las olas, que no sabes exactamente el tamaño que tendrán hasta que no las tienes encima, y yo espero una olita desganada, sabiendo perfectamente que en realidad será un tsunami.
Ahora comienza la cuenta atrás, unos cuantos días eternos por la espera y cortísimos porque da la impresión de que no dará tiempo de llegar a todo. Crees que ya todo está preparado y de repente recuerdas un detalle imprescindible, y así paso de la calma a la ansiedad cientos de veces al día. Pero tengo una certeza, y es que el instante en que vea la carita de Alma y la oiga llorar por primera vez, toda la ansiedad será un recuerdo lejano.