viernes, 3 de julio de 2009

El parto es nuestro!!!

Que nos lo devuelvan!!! Es lo que piden muchas mujeres desde asociaciones como "El parto es nuestro"; hemos llegado a convertir el día más importante de nuestra vida en una especie de operación de apendicitis y lo peor de todo es que muchas de nosotras ni siquiera somos conscientes de ello. Gran cantidad de mujeres no tienen la información suficiente como para saber que no están viviendo su parto de la manera más adecuada o que no les han contado toda la verdad acerca del mismo. Cesáreas y episiotomías innecesarias, partos provocados sin tener por qué, que te quiten a tu hijo durante horas y que no sepas qué está pasando...es el día a día en hospitales públicos y privados, y al menos, deberíamos saber que hay alternativas.
Hay muchas cosas buenas en mi parto y otras no tan buenas y aunque ya conté la historia, quisiera detenerme en algunas cosillas con respecto a esto:
1º) Nadie me contó nada acerca de la anestesia epidural: ni en la visita al anestesista que te conciertan unos días antes de la fecha probable de parto, en la que se supone que preparan tus datos para una posible anestesia por complicaciones, ni durante la dilatación, ni en el momento en que estuvieron a punto de anestesiarme...por parte de los sanitarios no tuve información acerca de posibles riesgos, de qué iba a sentir, en qué manera iba a modificar mi parto, etc.
2º) Insistieron mucho en que era muy bueno caminar, estar sentada, no quedarme tumbada, pero en ningún momento me propusieron alternativas, ni me ayudaron a intentar aliviar los dolores de forma natural. En mi caso, tuve la suerte de tener una matrona durante el embarazo(gracias Consol Gil) muy sensibilizada ante estos temas que me habló de multitud de opciones, pero siempre nos avisó de que no podíamos hacernos a la idea de que nos dejaran parir en la postura que hubiéramos elegido, ya que dependería de la matrona que hubiera en el parto. Por supuesto no me preguntaron cómo quería parir...en ningún momento durante el embarazo nadie me propuso escribir un plan de parto.
3º) La horrible experiencia de la monitorización...durante aproximadamente cinco horas, tuve un micrófono pegado mediante una ventosa a la cabeza de Alma; realmente no era molesto tenerlo, pero sí lo era estar escuchando el corazón de mi hija, oir como aceleraba o se ralentizaba o directamente dejar de oirlo, sin que nadie me explicara POR QUÉ la monitorizaban...si era algo que hacían siempre, si había alguna razón para hacerlo...fue una de las cosas que más ansiedad me causó durante el parto. Llegó un momento en que ya no tenía capacidad de raciocinio y me volvía loca si dejaba de oir el corazón o me parecía que iba demasiado deprisa o despacio, aunque evidentemente era a causa de mis cambios de postura o de que ya estaba bajando por el cuello.
3º)Parecían no entender que no todas las contracciones duran lo mismo y no duran lo mismo tampoco en todas las mujeres...; cuando intentaron ponerme la epidural, tenía que avisar cuando tuviera una contracción para dejar de manipularme la médula (argh), yo avisaba y no eran capaces de esperar a que se me pasara del todo...cuando calculaban que ya estaba volvían a su faena y no se daban cuenta de que yo seguía completamente tensa. Tampoco parecía importarles... Lo mismo cuando me pedían que me moviera de un sitio para ir a otro o ponerme pijama nuevo porque el antiguo estaba empapado o llenarme la silla de pañales absorventes...querían que me moviera cuando ellas me lo pedían sin darse cuenta de que en ese preciso instante NO PODIA moverme del dolor.
4º)Me anunciaron que me iban a hacer episiotomía y me rasuraron para hacérmela cuando al final fue evidente que hacía falta; Alma nació sin episiotomía (salió antes de que les diera tiempo a cortar), y aunque yo me desgarré un poco, mi propio cuerpo supo cuánto era necesario romper.
5º)Durante los dos o tres días en el hospital, se medieron gran cantidad de mensajes contradictorios acerca de la lactancia, la cura de mis heridas, etc. No se si alguien tenía razón y alguien estaba equivocado o si simplemente me dieron diferentes recetas de cómo hacer las cosas; sencillamente finalmente no hice caso a ninguna de las opciones y opté por mi propia opción que al final ha dado buenos resultados.
6º)Entre toda la vorágine de medicalización, instrumentalización, citas con matrona, con ecógrafos, con antestesistas, etc. se les olvida la formación que probablemente es la más importante. Me explico...el parto sale solo, la crianza sale sola (entendedme, no sin esfuerzo, pero sale), pero hay un montón de cosas que NADIE TE HA CONTADO, y debería ser parte de la educación de una madre a sus hijas...y es que vivimos en una sociedad tan llena de tabús que hemos llegado a evitar enseñar las lecciones más importantes: y con esto me refiero a cosas como el pánico a hacer caca después de parir si tienes puntos, el dolor constante e intenso durante SEMANAS, el sangrado de alrededor de CUARENTA DÍAS que no sabes si es normal o no si no tienes cerca a tu madre...etc.

Yo opto por preparar a mi hija para el mejor momento de su vida desde YA.

jueves, 25 de junio de 2009

Este cuerpo nuevo.

Pues así es como me siento; es como si me hubieran cogido, a mi, a mi esencia, y me hubieran metido dentro de un cuerpo nuevo, más pesado, más feo (mucho más feo), la expresión vendría a ser "dado de sí" aunque suene mal. Sí, parece que poco a poco va recuperando algo de lo que fue, pero muuuuuuuuy lentamente. Y me cuesta mucho aceptar que ahora soy ésta; supongo que hay mujeres predestinadas a convertirse en algo parecido a estatuas primitivas a la maternidad y a la fertilidad y por desgracia yo soy una de ellas. Eso sí, no me falta voluntad para asegurar que en cuanto Alma ya no necesite de mis nutrientes para crecer, entonces me pondré a dieta.

jueves, 18 de junio de 2009

Vuelvo a ver el futuro...



...algo borroso...No negro, ni gris, ni oscuro. Luminoso y pleno pero incierto. Hay opciones que sopesar, condiciones que estudiar, comas y puntos y aparte. No se, pero dentro de toda esta incertidumbre me da la impresión de que todo encaja demasiado bien, por eso estoy esperando que alguna pieza falle, porque si las cosas van como parece que pueden ir, qué fácil va a ser este cambio!




Y mi bolita sigue creciendo al márgen de todo lo que pase a su alrededor. Aquí con algo menos de seis meses y una de las primeras veces que estuvo sentada sin apoyarse. Ahora ya ha perfeccionado la técnica. Le ha salido su primer diente y pronto parece que llegará el de al lado. ES TAN INCREIBLE!!!!!!



jueves, 4 de junio de 2009

El día en que nació Alma.

Pues mañana hace seis meses del gran día, y me cuesta creerlo. Ha pasado tan rápido que asusta pensar que el tiempo va a volar siempre así a partir de ahora. Pero lo que sí es cierto es que todo lo que queda fuera de aquí, de mi casa, mi Santi y mi Alma ha perdido importancia; trabajo, economía, etc. todo eso dura lo que un suspiro en cuanto nos podemos sentar los tres a disfrutar y a aprender unos de otros.
Quiero contar cómo nació Alma fundamentalmente por dos razones; la primera es que ha sido la experiencia más importante, más intensa, más bonita de mi vida y quisiera recordarla cada día. Por eso, intentar ordenar los acontecimientos y ponerlos por escrito me va a resultar un placer enorme. La otra razón es altruísta; cuando yo estaba embarazada y se acercaba el momento del parto, se convirtió en una obsesión buscar en la red experiencias de otras madres, me encantaba leer partos e imaginarme como sería el de Alma, así que si alguna futura madre pone en google "parto", espero que en algún sitio haya un enlace hasta aquí, porque tengo tan buen recuerdo de ese día que seguramente animaré a mucha gente que tenga miedo al gran momento. Así que allá voy.


Dos días después de la última entrada aqui, el día 4 de diciembre, fue un día bastante horrible; ya pasaba casi una semana entera desde la fecha probable de parto y el peso, el dolor general, el malestar, la ansiedad...empezaban a hacer mella. Me pasé el día con la lágrima fácil y sintiendo que no podía más, que no podría aguantar otro día. Era jueves así que esa noche me acosté sola y Santi se bajó a trabajar al pub. No recuerdo si dormí bien o mal, pero como ya era común me desperté sobre las seis de la madrugada sabiendo que ya no podría dormirme. Me quedé en la cama tranquilamente y entonces pasó algo; llevaba semanas pendiente de cada dolorcillo, de cada movimiento extraño, de cada sensación, pero este dolor llegó tan progresivamente que cuando lo noté ya llevaba un buen rato ahí. Eran algo parecido a leves dolores de regla, que venían y se iban, y al poco volvían. Me encantaría poder transmitir lo que sentí: una mezcla indescriptible de calma, emoción, la tranquilidad de saber que aquello ya se acababa y a la vez unos nervios inmensos al pensar en qué iba a pasar a partir de este momento. Y es que hasta ahí mi horizonte estaba en el momento en que iba a notar las famosas contracciones, así que todo lo que pasara a partir de ese instante era sorpresa. Tras unos veinte minutos o media hora y cerciorarme de que las contracciones no paraban desperté a Santi, que llevaba escasas tres horas durmiento, pero que se despertó inmediatamente. Me levanté, dispuesta a pasar una tranquila mañana en casa hasta que consideráramos que ya era el momento de ir al hospital, pero entonces Santi se dio cuenta de que había una mancha de sangre en las sábanas. Es curioso pero no me asusté; Alma se movía igual que siempre y no tenía nada parecido a malas vibraciones, así que ni por un momento pensé en que podía pasar nada malo pero decidimos irnos al hospital, para que los profesionales decidieran.
Me duché, llamé a mis padres, despertamos a Ramón para explicarle lo que pasaba, cogimos las bolsas y nos fuimos. ¡Llevaba semanas soñando con el momento de colgarme por fin el bolso para irme al hospital! A todo esto el dolor era muy soportable, dolorcillo más bien, así que aunque el coche estaba algo lejos, decidimos ir caminando y tranquilamente. Ahora me hace gracia recordar que íbamos contando los minutos entre contracción y contracción, FALSO MITO Nº1: las contracciones van acercándose entre sí a medida que se acerca el momento del parto. Las mías se mantuvieron a una distancia de entre tres y cuatro minutos aproximadamente las 20 horas que duraron. Y digo aproximadamente porque al final difícilmente se podía llegar a contar el tiempo entre una y otra.
Llegamos al hospital sobre las 8:00 y dije las palabras de las que más me he arrepentido en toda mi vida: "buah, pues si esto son las contracciones, que exagerada es la gente", jejeje que gran error no callarse la boquita a tiempo y fiarse de millones de mujeres durante toda la historia. Las contracciones van intensificándose de tal forma que no te das cuenta, es todo tan poco a poco, tan progresivo que cuando te ves en el paritorio te preguntarías -si tuvieras fuerzas para preguntarte algo- cómo has llegado a estar en esa situación.
Así que me dijeron que fuera a donde las correas hacía una semana (ver post del 2 de diciembre) y con mi euforia y mi cartilla de embarazo me dirigí hasta el principio de la odisea. Para empezar en este momento, Santi ya se tuvo que quedar en la sala de espera hasta que alguien confirmara o desconfirmara (¿desmintiera?) que estaba de parto o que había posibilidades de que lo estuviera en breves. El momento es algo difícil, no me imagino la sensación de estar en una sala llena de tíos esperando a que alguien te diga durante interminables horas si efectivamente va a nacer tu hij@. Pero más difícil es parir, jejeje. Ese día me sentí grande, la persona con más suerte del mundo, invencible. Allí estaban todas las embarazadas cumplidas pero sin señales de parto muriéndose de envidia porque yo ya me retorcía levemente cada pocos minutos. Me pusieron las correas, pasí el rato, me hicieron salir, pasó el rato, me hicieron un tacto, me hicieron salir, pasó el rato, conté mi historia y mi hemorragia a varias matronas y ginecólogas diferentes, pasó el rato...Finalmente alguien salió y me guió a una habitación individual, después sabría que era una sala de dilatación. "Hemos decidido que te vas a quedar" felicidad. "Te vamos a volver a poner los monitores aquí tranquilamente porque nos ha parecido que con cada contracción el corazón de la niña se acelera" bajonazo. "Pero puede pasar algo?" "Por eso te quedas, para que no pase nada" sentimiento neutro. "Y la hemorragia?" "Ah bueno, eso no parece nada..." ¿?¿?¿?
Si tengo que ser sincera en ningún momento tuve sensación de peligro ni impresión de que fuera a pasar nada malo. Por fin dejaron entrar a Santi y le conté lo que me habían dicho intentando transmitirle a él también mi positividad, porque realmente era eso lo que sentía y no quería que nadie se alarmara ni que pudiera parecer que algo iba mal. Supongo que es algo hormonal, algo que te impide pensar que todo va a ir mal, que va a pasar algo, que te bloquea la tendencia a no querer seguir adelante. Fue VALOR lo que experimenté y era VALOR lo que necesitaba.
Finalmente se confirmó que no había ningún problema, ni con el corazón ni con la hemorragia, pero como ya estaba ingresada, me tenía que quedar. La misma matrona que me había hablado de la posibilidad de algún problema volvió a contarme otra milonga: bueno, te tienes que quedar, si hoy no te pones sola de parto, mañana te lo provocaremos. "Pero, si estoy con contracciones desde hace horas. ¿De verdad es posible que esto esté así hasta mañana?" Mi mente me hacía preguntas e intentaba racionalizar, procuraba pensar "bueno, ellas son las médicas, si creen que esto no es que vaya a parir, pues ellas sabrán que lo habrán visto millones de veces" pero mi cuerpo estaba completamente seguro de que todo seguiría adelante y Alma no tardaría en nacer, o al menos nacería de forma natural sin tener que esperar a que me lo provocaran. El cuerpo de una mujer es muy sabio, amiguitas, y si una escucha, en momentos así, es capaz de entender y adelantarse a muchas cosas. Mi recomendación es dejarse llevar, pensar en las generaciones y generaciones de mujeres que se han dejado llevar y no han tenido matronas y enfermeras en las que apoyarse; ellas han dado a luz mejor que nosotras y sólo han tenido que escuchar y hacer caso a su cuerpo.
Después de esto me llevaron a una habitación de planta. Y allí pasé aproximadamente hasta las ocho de la tarde. Fue un día largo pero precioso. Santi y yo nos pasamos el día caminando por la planta, pasillo arriba, pasillo abajo, riéndonos, imaginando qué estaría haciendo Alma y cómo sería. Parábamos con cada contracción y él me sujetaba para que pudiera relajarme al máximo y pasara rápido. Tuve mucha suerte, pude darme dos o tres duchas calentitas cuando el dolor ya era mucho más intenso. Pude tumbarme, volver a levantarme, pasear más...Cuando llegaron las ocho de la tarde tuve un ataque de debilidad. Mi sueño era dar a luz de la forma más natural posible, pero llevaba tantas horas con dolores que decidí pedir que me pusieran la epidural. Por fin me sacaron de la planta y me llevaron a los paritorios. Me metiron en una sala de dilatación y comprobaron cómo iba. Estaba dilatada pero poquito y no era fiable poner la epidural. Esperaron un poco y volvieron a comprobar la dilatación. Accedieron a ponerme la anestesia. Entonces empecé a dudar...yo no quería epidural. "Ahora no te muevas nada de nada de nada. Si te vas a mover avisa. No respires, si viene una contracción avisa..." Fue el momento más agobiante y estresante del día, completamente antinatural. "Viene una contracción..." ni siquiera podían esperar a que pasara del todo, ya volvían a manipular tubos y sueros y mi espalda. "Yo no quería esto...pero duele tanto" Y felizmente todo terminó. No pudieron ponerme la anestesia porque no encontraban la médula o algo parecido. No me gustó nada ver la sala de dilatación llena de gente, no poder estar con Santi, así que fue un alivio saber que finalmente iba a ser todo natural. Todos se fueron y volvió Santi, y fue el principio del fin. A partir de ese momento todo empezó a ir mucho más rápido. Allí no tenía sitio para pasear, así que me tenía que conformar con estar de pie, pero poco a poco las fuerzas me iban flaqueando y pasaba más tiempo sentada. Una matrona me rompió la bolsa y entonces tuve otra sorpresa; El líquido amniótico no sale todo de una vez, sino que sigue saliendo y saliendo de vez en cuando durante horas ¡cómo puede haber tanto líquido ahí dentro! Monitorizaron a Alma poniéndole una ventosita en la cabeza (usad un poco la imaginación para saber cómo), no me gustó nada, cada vez que usaban la tecnología en mi parto me causaban algún tipo de estres o ansiedad. El problema de la monitorización era que de vez en cuando dependiendo de mi posición, dejaba de oirse su corazón y me ponía muy nerviosa. Menos mal que estaba Santi conmigo, porque no creo que hubiera podido pasar por todo eso sola.
Por fin llegaron las últimas contracciones, las que dan ganas de empujaaaaaaaaaaaaaar, y siguiendo con los falsos mitos, no hay ninguna matrona ahí diciéndote ¡empuja! ni nada de eso. Tu empujas y punto porque tu cuerpo te lo pide, y como siempre el secreto está en hacer caso al cuerpo. Por fin Santi la vio!!!! Vio su cabeza asomar, y llamó a las matronas. Y todo se desencadenó, en cuestión de minutos, me llevaron la paritorio, yo oía las conversaciones, veía a Santi, todo fue muy rápido, la matrona me dijo que me tendría que hacer episiotomía, yo pensé que me la había hecho ya y sin embargo Alma salió con dos empujones y sin que me hubiera cortado, yo solita me desgarré un poco. Pero a esas alturas no sentí nada de aquello. No puedo explicar la sensación de felicidad inmensa, paz, alivio, Alma estaba sobre mi, ya no dolía nada, lloraba pero se calmaba cuando yo la mecía. Santi la llamó y al hablarle dejó de llorar. Era la personita más preciosa del mundo y ya estaba aquí, después de tanto esperarla. Todo lo que vino después no existió porque Alma estaba conmigo...salimos de allí y ella ya iba cogida al pecho, estaba alimentándola. No hay palabras para describir todo aquello. Y desde entonces Alma es la razón por la que todos los días abro los ojos y la última cosa en la que pienso antes de dormir.
Me gustaría que todas tuvierais la oportunidad de pasar por la experiencia de dar a luz y que intentéis vivirla a tope, sintiéndolo todo, viviendo cada instante sin drogas, ni máquinas, ni gente alrededor que no aporta nada al momento. Os pediría que fuerais valientes para no tirar la toalla en los momentos más duros tanto del parto como de las primeras horas con vuestros hijos, que confiárais en vuestro propio cuerpo, que pensárais en la lactancia natural como primera opción porque dejándoos llevar seguro que las cosas saldrán bien. Que no tuviérais miedo a hacer algo mal porque la naturaleza no os va a dejar equivocaros y que obvieis comentarios y actitudes obviables a vuestro alrededor.
Es un momento vuestro, de vuestra pareja y por supuesto y sobre todo de vuestr@ hij@. Así que disfrutadlo.

viernes, 29 de mayo de 2009

Seis meses después...

Vuelvo a tener conexión (con ordenador nuevo incluído) y una barbarita de casi seis meses que es lo más grande que he tenido jamás; han pasado los días de cuidados esmerados, de aprendizaje a tres bandas, de miedo a todo...y ahora lo único que quiere es movimiento, jaleo, volar por los aires, cazar de pie ositos volantes. Hoy había tomado una decisión (yo, no ella): que durmiera ya sola en su habitación, y lo he llevado bastante lejos, ella dormía plácidamente con su gusy luz y no tenía queja alguna. Pero entonces el desastre...he intuído una cucaracha en el baño...la primera del verano y en mi ataque de pánico la he cogido y la he vuelto a poner en mi habitación. No pienso dejarla abandonada a su suerte en una casa donde hay una cucaracha suelta!!! Y me he dado cuenta, aunque ya lo sospechaba, de que la mayor parte de las cosas que decimos que hacemos por los niños, en realidad lo hacemos por nosotros mismos, o porque creemos que ellos lo querrían así si fueran conscientes de ciertas cosas. En definitiva, que me duele más a mi que a ella que deje de dormir a mi ladito.
Hoy es muy tarde y mañana, aunque es sábado, seguramente estará reclamando atención alrededor de las 8:00h. así que lo dejo aquí, pero pronto podréis ver las últimas fotos en acción de Alma.
Que sí, que al final salió de mi tripa, aunque yo ya pensara que se iba a quedar dentro. Pero eso es otra historia y merece un post en exclusiva.